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A bitácora de Vesania:

INDIVIDUOS.

INDIVIDUOS. Recuerdo cuando era niña que te enseñaban una serie de conductas de respeto hacia los demás. Era una obligación ayudar con las bolsas de la compra a la vecina, sostener una puerta mientras alguien con un carrito cruzaba, ayudar a cruzar a un ciego, ceder el asiento en el autobús, dejar pasar en la fila de la compra a quien no llevaba más que dos o tres cosas etc etc.

De todo eso, nadie se acuerda acuerda ya. Es el imperio del individuo, del Yo, de quien llegó primero.

De vacaciones ya, disfruto largos paseos por esta ciudad, tan lejana durante el año. Voy y vengo, ando, y camino, deambulo sin prisa, aprovechando que agosto me da una tregua con sus temperaturas. He dejado a un lado el coche, del que soy casi esclava el resto del año, y cuando mi barriga y mis tobillos cansados me lo impiden, me siento en algún (escaso) banco, y cojo un autobús, saboreando la novedad del trasbordo gratuito entre líneas.

Nadie me cede el asiento. Da igual las curvas sin equilibrio con casi siete meses de embarazo, los frenazos bruscos en los que mi barriga se empotra contra el hombro del que va sentado, ni el desasosiego que produce un autobús repleto de gente, del que me he tenido que bajar en varias ocasiones a punto de desmayarme.

Nadie se levanta. Te miran de reojo, fingiendo no verte.

He llegado a dejar pasar el autobús, o a cogerlo en sentido contrario si iba más vacío, hasta pricipio de línea, para poder volver a casa sentada sin sobresaltos, ni sustos.

Es triste.

Pero más triste es que el otro día, yendo sentada, fuera la única que se levantara a cederle el asiento a otra embarazada, con algún mes más que yo, sudorosa y lívida... quedándome de pie a su lado, mientras el resto del autobús fingía no ver semejante cuadro.
Muy triste.

3 comentarios

Vesania- -

Tienes razón Suskiin, a veces es mejor ir andando despacico.

Jose Angel...jejeje, la verdad es que no parece un servicio urbano sino una carrera de obstáculos. Ya comentamos en este blog la agresividad del personal de Tuzsa, parece ser que el motivo era que había paga extra para quien hacía la vuelta rápida, ¿tu te crees?. En fin.

José Angel -

Pues aparte de la amabilidad del personal, tal y como conducen algunos tuzseros, yo que tú casi que no me subía a un autobús llevando mercancía frágil...

Suskiin -

Me he sentido identificada con lo que hablabas. Cuando yo estaba embarazada me pasó varias veces que nadie me cediera el asiento y yo tuviera que aguantar de pie, en mitad de un pasillo rodeada de gente sentada los botes del autobús. En una ocasión me cedió el sitio una señora mayor a la cual agradecí profundamente aquel gesto porque ya no podía aguantar más y estaba por bajar e ir caminando.
En más de una ocasión he cedido mi asiento a una persona que lo necesitaba más que yo pero ¡ojo! no te levantes hasta que esté justo a tu lado porque están todos a la que salta un asiento vacio.
Con lo poquito que cuesta ser un poco amable.