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A bitácora de Vesania:

CUBA: ENTRE LA REALIDAD Y EL ROMANTICISMO.

CUBA: ENTRE LA REALIDAD Y EL ROMANTICISMO.

Las declaraciones del actor Guillermo Toledo hace unos días, diciendo que Orlando Zapata, preso cubano muerto a causa de una huelga de hambre, era un delincuente común...me causaron, como a mucha gente, un profundo malestar.

La sensación de que la muerte de un hombre por una huelga de hambre contra un sistema político pudiera ser denostada, ninguneada y vilipendiada con unas palabras cuando menos poquísimo afortunadas, me dió enorme pena.

Esas declaraciones, adquirieron enseguida una enorme notoriedad, y desde la sorpresa, el insulto, apoyando o desmarcándose, y en hasta las bromas más ácidas, se ha nombrado a Guillermo Toledo en los más diversos y variopintos diarios, programas y foros.

Me ha sorprendido, gratamente, que dicho actor, (supongo que superado por la relevancia de unas palabras que posiblemente no habia meditado mucho) lleve todos estos días escribiendo e intentando defender y explicar sus declaraciones y su postura.

Leo hoy, su penúltimo artículo: "Caso Zapata: A modo de cierre" y veo casi con sonrojo sus exiguas razones y su desenfadado románticismo hacia el régimen cuban. Y así se encuentran pocas objetividades claro.

Decir que en España se tortura, o que existe Guantánamo, o que tal y que pascual... a modo intantil del: ¡Y tú más!, no me parece que sea poner el dedo en la llaga, en un intento de justificar las atrocidades de unos con las de otros.

Es posible, muy posible que Cuba fuera de otra manera si se la dejara en paz, si se la dejara respirar económicamente sobretodo, es posible, muy posible.  Pero también es posible que no fuera, de ninguna manera tampoco, ese paraíso que nos quieren pintar.

Pero no entraremos ahí, hablemos de lo real, de lo que hay. Porque lo que sí hay en la realidad cubana es una absoluta y pavorosa falta de libertades. No hay democracia, ninguna. No hay derechos... y la gente muere en una cárcel por intentar denunciar éso.

Simple y terriblemente.

Los demás discursos que intenten denunciar otras cosas en otras partes, solamente nos demostrarán que la lista de hijos de puta crece y crece en los más diversos lugares. Nos mostrarán dolorosamente que nadie logra obtener una democracia limpia y perfecta. Y nos resultarán terribles, y denunciables. Pero no esconderán nunca las miserias y atrocidades de los régimenes totalitarios.

Puede que nadie podamos dar lecciones a nadie, en eso tiene razón señor Toledo, pero no podemos ni debemos mirar para otro sitio... en ninguno de los casos.

Y además, es que por encima de todo, hay una vida reciente, la de una persona, el señor Orlando Zapata, cuyo cadáver tenemos encima de la mesa mientras decimos, quizás, algunas insensateces todos desde el otro lado del charco.

 

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