JUEVES NOCHE...

El hotel está hasta los topes,
algunos regresan de cenar y tomar una copa, y están montando risas...
Oigo al vecino/a de encima pasear incansable y despacio por la habitación.
El ascensor se detiene en el piso, se oyen pasos sordos hasta el final del pasillo, unos nudillos golpean suavemente una puerta. Se abre. Silencio. Se cierra... Los pasos se oyen sordos ahora en la habitación.

El wi-fi del hotel no me maltrata y me mantiene la conexion lo suficiente.
A estas alturas de dia, y semana ya casi no me cabrea nada.
No puedo dormir, y estoy agotada.

Mañana, para Zaragoza...
por fin...

Creo que es la emoción de volver a casa la que me mantiene despierta...

P.D. Mi espía me ha informado que los albañiles no han aparecido por el piso... hoy, primer día de promesa en firme...