El Camino de Santiago
No había prestado atención a que gran parte de mis horas de trabajo se desarrollan "recorriendo" una parte del Camino de Santiago.
De Pamplona, pasando por Logroño y hasta Burgos. Sea la hora que sea y el tiempo que haga, es fácil ver por los arcenes de algunas carreteras gente con mochila en dirrección oeste...
Nunca he hecho ni un trocito como peregrina, quizás porque mi recuerdo cristiano relacionado con Santiago de Compostela carece de romanticismo alguno.
Fue hace muchos (o muchísimos) años, en un encuentro con el Papa y los jóvenes, o algo así, al que fui engañadísima (...)
Pasé hambre y frío, dormí en la ladera del Monte Do Gozo, arrasado para la ocasión, junto a miles de chicos y chicas del mundo mundial, nos despistamos del grupo, (menos mal que no perdí a mi hermana pequeña) y no participé en absoluto de ningún éxtasis místico ni nada parecido, salvo del milagro de los panes y los peces, en forma de tierra roja y barro, que estuve sacando sin fin de mi saco de dormir (y de toda mi ropa, incluída la interior...) durante más de dos meses...
Mi madre (sufrida lavandera posterior) y mi hermana, recordarán sin duda aquella odisea.
Valga esto para decir, que nunca me ha atraído volver a pasar penurias para ir a Santiago de Compostela, ¿habiendo trenes, autobuses e incluso aviones, y disponiendo de hoteles con agua caliente, aunque sea sin internet? ;-P).
Pero reconozco que siempre observo con enorme admiración cuando me cruzo con un peregrino.
Con la mirada clavada en el infinito que les queda por recorrer,
el paso firme, aunque calmado,
y los ojos entornados sobre la nariz enfundada en cualquier prenda de abrigo.
Me dan ganas de decirle: "Anda sube, que te llevo un ratico..."
De Pamplona, pasando por Logroño y hasta Burgos. Sea la hora que sea y el tiempo que haga, es fácil ver por los arcenes de algunas carreteras gente con mochila en dirrección oeste...
Nunca he hecho ni un trocito como peregrina, quizás porque mi recuerdo cristiano relacionado con Santiago de Compostela carece de romanticismo alguno.
Fue hace muchos (o muchísimos) años, en un encuentro con el Papa y los jóvenes, o algo así, al que fui engañadísima (...)
Pasé hambre y frío, dormí en la ladera del Monte Do Gozo, arrasado para la ocasión, junto a miles de chicos y chicas del mundo mundial, nos despistamos del grupo, (menos mal que no perdí a mi hermana pequeña) y no participé en absoluto de ningún éxtasis místico ni nada parecido, salvo del milagro de los panes y los peces, en forma de tierra roja y barro, que estuve sacando sin fin de mi saco de dormir (y de toda mi ropa, incluída la interior...) durante más de dos meses...
Mi madre (sufrida lavandera posterior) y mi hermana, recordarán sin duda aquella odisea.
Valga esto para decir, que nunca me ha atraído volver a pasar penurias para ir a Santiago de Compostela, ¿habiendo trenes, autobuses e incluso aviones, y disponiendo de hoteles con agua caliente, aunque sea sin internet? ;-P).
Pero reconozco que siempre observo con enorme admiración cuando me cruzo con un peregrino.
Con la mirada clavada en el infinito que les queda por recorrer,
el paso firme, aunque calmado,
y los ojos entornados sobre la nariz enfundada en cualquier prenda de abrigo.
Me dan ganas de decirle: "Anda sube, que te llevo un ratico..."
8 comentarios
Chinebro -
Sniff -
¿Cruzar todo España con una mochila a cuestas, haciendo frente a las inclemencias del tiempo, es hacer turismo?
Bufff... Es mucho más que eso. ¡¡PRUÉBALO!! ;o)
PdelG -
Chorche -
Fernando -
Paula -
Cómo decía Kavafis:
Itaca te regaló un hermoso viaje,
sin ella el camino no hubieras emprendido,
mas ninguna otra cosa puede darte.
Aunque pobre la encuentres, Itaca no te engañó.
Rico en saber y en vida como has vuelto,
comprendes ya qué significan las Itacas.
Sniff -
Créeme, una experiencia inolvidable. Quince días de aire de cara, lluvia a cántaros, algunos de sol. Noches durmiendo en albergues, algunos muy decentes, otro improvisado en una casa abandonada con medio tejado derruido (la noche más recordada y con cariño, "Manjarín, una luz en el camino").
Te podría contar mil batallas. Imagino que como Chorche.
Merece la pena. Se lo recomiendo a todo el mundo. Eso sí, hay que estar en forma.
Chorche -