SE PUEDE COMPRAR UN BESO.

La foto, permaneció colgada de la pared de mi habitación durante mi adolescencia, me encantaba, y me sigue encantando.
El otro día, a raíz de la noticia, me enteré de que está preparada, y es una muchacha y su novio de entonces (me hace gracia lo del entonces...), al que Doisneau, pagó para que posaran frente a su cámara.
Un beso se puede comprar,
y unos años depués, también vender...
¡¡cuánta poesía perdida!, verdad?
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