El perfume de la felicidad
Parece ser que han encontrado la esencia, con cuentagotas, que provoca momentos de bienestar.
Los ingredientes se me antojan algo empalagosos, pero ¿qué mayor empalago que una persona artificialmente feliz?
Lo leo en cierzo.
En todo caso, parece que entre unos y otros consiguieron arrancarme este noviembre dulce, así que por favor que alguien me envíe a Vitoria un barril lleno.
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Inde -